SARA G. ARMAS / Madrid
Amarrado a su guitarra, la mejor acompañante a lo largo de su carrera musical de más de 30 años, y con palpable emoción en su cara. Así se plantó el pequeño de los Urquijo en es escenario de Las Ventas, la noche del viernes, delante de más de 18.000 personas, quienes agotaron las entradas para el ‘encuentro musical de año en Madrid’, hacía ya seis meses.
Amarrado a su guitarra, la mejor acompañante a lo largo de su carrera musical de más de 30 años, y con palpable emoción en su cara. Así se plantó el pequeño de los Urquijo en es escenario de Las Ventas, la noche del viernes, delante de más de 18.000 personas, quienes agotaron las entradas para el ‘encuentro musical de año en Madrid’, hacía ya seis meses.
El escenario de Las Ventas fue testigo de un sinfín de visitas de artistas amigos de Los Secretos. El primero de ellos, fue el showman, El Gran Wyoming, quien los presentó con brevedad, claridad y concisión; “Unos artistas con dos cojones que llevan dos años partiendo el bacalao”.
Pocos segundos despúes del merecido y peculiar reconocimiento, las luces se apagaron y tras unos minutos de silencio, de los que también se contagió el público, en las pantallas que coparon el recinto comenzaron a disparar instantáneas del ex lider del grupo, Enrique Urquijo, de cuya trágica desaparición se cumplen nueve años el mes que viene, al tiempo que los acordes del tema Te he echado de menos ponían sintonía al sentido homenaje.
Los rostros del público no dejaron lugar a dudas. Sus caras de entusiasmo eran fruto de un impecable directo y de una gran delicadeza y acierto a la hora de elegir el repertorio, por el que se deslizaron clásicos como Déjame, Sobre un vidrio mojado y Pero a tu lado
Poco antes de llegar al ecuador del concierto, después de un inicio atronador, como mandan los buenos rockeros, y la bajada de ritmo de la mano de cuatro canciones ecoltadas por un octeto de cuerda, tocó el turno de un nuevo cambio de tercio. Era el momento de dar la bienvenida a los amigos, a lo compañeros de profesión, de idas y venidas.
El primero en subirse al escenario fue el mítico Miguel Ríos, quién volvió a despertar los brincos del público gracias a su personal aportación al tema ‘Ojos de gata’. Hubo más: José María Granados, la joven Conchita, David Summers, Manolo García y Fito, que, con su camiseta de Los Ramones, aceleró el Quiero beber hasta perder el control.
Se dejó sentir la ausencia de Miguel Bosé, por culpa de un leve accidente en los ensayos del día anterior. Pero dos fueron los invitados que protagonizaron los momentos álgidos del concierto: Sabina, comedido y espléndido, en El bulévar de los sueños rotos, y Eva Amaral, quien invadió el coso con ese torbellino de energía que desborda en cuento pisa un escenario o amarra un microfono.
Después de tanta adrenalina, se acercaba el broche final, inmejorable. Los Secretos sorprendieron, ya que el final no fue sólo, o simplemente el gran clásico del rock español Déjame, sino que fue el tema cantado a capella, precedido de otro clásico, esta vez del rock internacional, Layla, la canción que, según cuentan, Eric Clapton dedicó a su gran amor, la esposa del beetle George Harrison.
Este concierto, que Álvaro prometió que sería el primero de otros 30 años de carrera, se publicará en DVD en Navidad, para fieles de la banda y no tan fieles. Para todos aquellos amantes de la buena música, hecha con talento y corazón.
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